Por Patricio Rombo
La intención era que el título fuera “purismo pelotudo en el ballottage...”, sin embargo iba a resultar demasiado agresivo para aquellos que desde el 3 de junio pasado (día en que el empresario Mauricio Macri ganó la primera vuelta en las elecciones porteñas), salieron a vociferar (carentes de representación partidaria) que el 24 iban a votar en blanco o que, directamente, no iban a ir hasta el cuarto oscuro.
Elisa Carrió, con su bandera llena de dudosos principios (cada vez que la escucho me viene a la mente la frase de Groucho Marx: “Estos son mis principios; si no les gustan tengo otros”), fue la primera que salió a manifestar públicamente que en el próximo ballottage porteño iba a votar en blanco “por principios morales”.
Está claro que la fundadora de la Coalición Cívica multipartidaria fascista pluralista (es importante reconocer que tiene fachos de todas las religiones), lleva adelante una moralidad absolutista importante, que convierte en “dictador” a cualquiera que no cumpla con los principios que la señora pregona desde el atril en el que cree que está subida.
“Pato, no puedo votar a Filmus por principios”, me comentó un conocido que aprecio mucho, que en la primera vuelta puso en la urna la boleta de la infatigable Patricia Walsh, la cual por suerte logró ingresar a la Legislatura porteña, dándole (tal vez) un poco de aire a las listas sábanas llenas de nombres deseosos de comenzar a construir una quinta berreta en la calle Perú.
Es comprensible que la política abra las puertas a los principios, sin embargo es peligroso cuando a través de los medios de comunicación se instala la idea de que la Real Politik (poner el lomo a la parrilla) es algo inmoral, sucio, obsceno, deshonesto, indecoroso, escandaloso o indigno (se me acabaron los sinónimos del word).
La Real Política está presente en todos lados: en la relación con un jefe, en la calle, en la televisión. No se puede siquiera por un segundo creer que alguno de nosotros es totalmente puro: siempre se tiene un poco de mierda en algún rinconcito del corazón.
Por eso cuando alguien dice que Filmus es igual que un gerente de empresa paterna (Macri fue vicepresidente de SOCMA durante toda la década del noventa, por lo que comparte procesos judiciales con Franco en su contra), es para reirse. Cuando se reproduce lo instalado por la derecha más rancia de la Argentina, de que un ministro de Educación involucrado con el concepto de un Estado presente, es lo mismo que un millonario que defiende a la burguesía nacional prebendista, que (como analizó Nicolás Casullo el domingo 10 junio en Página12) intenta vender que “la política no es conflicto, no es confrontación, sino un mundo de empleadores que emplean y empleados que trabajan”, provoca angustia escuchar como dirigentes de las fuerzas de izquierda no representativas de la sociedad vociferan que Filmus y Macri “son lo mismo”.
Finalmente, después de leer, ver y escuchar a personalidades que pronuncian un discurso inmaculado falaz (allanándole así el camino a los que regalaron el país en pos de "La República"), me surge decir a los que algunas vez se nos pasó por la cabeza votar en blanco el 24 (sin intención publicitaria, sí política): "Por favor dejemos el purismo pueril en casa".
1 comentario:
Estimado Sr. Rombo:
Tal vez mi formación profesional no me permita discutir sobre "principios" a la hora ejercer nuestro derecho y obligación (aunque para muchos no sea así) en las urnas; por lo tanto, sólo quería defender por lo que optaré este domingo, es decir, votar en blanco.
La razón de mi elección es porque no me veo representado por ninguno de los dos candidatos (frase tan trillada como "esto parace londres" dos semana atrás). No me siento parte de aquel cántico "..con Filmus la ciudad, con Cristina el proyecto Nacional..". No puedo votar un candidato que es parte un proyecto al que no apoyaré en las próximas elecciones presidenciales.
Por otro lado, está Mauricio(vaya a saber por qué razón desea alejarse de su apellido), representante de un sector que no goza de mi simpatía ideológica a pesar de desempeñarme día a día en una multinacional (sí, son los que me dan de comer). Su discurso basado en los pilares "seguridad (a todos nos pueden asesinar en la calle), administrar, educación y salud" me suena algo dudoso... no confío. Por lo tanto, a pesar que sea puerismo pelo.... digo pueril, opto por el voto en blanco. Yo voté a Walsh y yo votaré al sr. Blanco por principios, por anti K o porque no le tengo miedo a morir en la calle.
Nacho Tender.
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