miércoles, 20 de junio de 2007

Ballottage en la Ciudad: León, Riquelme y la salida del infierno


Por José Cornejo

Ayer martes, Filmus y Heller organizaron otro acto. Yo estaba atrasado porque tenía que ordenar unas gacetillas, pero fui igual. Llegué a las 15. Frente al Obelisco, una orquesta ensayaba el himno de la alegría, de Beethoven. Varios curiosos trajeados y algún barbudo escuchaban con atención. Luego probaron con el Himno nacional. De fondo, había una carpa del gremio docente apoyando el encuentro.

Reflexionaba en cuán diferentes eran las campañas de uno y otro lado de la General Paz. El peso de la cultura y la educación en la Ciudad de Buenos Aires. El diferente nivel de vida. Pensaba cómo podía ser que la ciudad más cultivada del país y con la capacidad de consumo de Bélgica, votara mayoritariamente a quien fuera un arquetipo impecable del individualismo.

En eso, llegó una gruesa columna del Sindicato Argentino de Televisión. Entre ellos y unidos por una bandera, Carlos Heller, Juan Leyrado y los rulos del Coco Sily. Me sonreí recordando la parodia que hacían de Mirtha Legrand junto a Daniel Aráoz. La orquesta se silenció y uno de los hermanos Korol tomó el micrófono. Exhortó contra el neoliberalismo y en favor de la educación, y lo cedió al candidato a vicejefe. Este centró su discurso en el sostenido crecimiento del voto. "Los medios de comunicación nos decían que no llegábamos a segunda vuelta. Luego, que nos bajáramos del ballotage. Ahora, que vamos a perder honrosamente 60 a 40. No les creemos nada. Vamos por la Victoria".

Korol regresó al escenario para avisar que un grupo de 170 científicos felicitaba a la fórmula porteña. Yo me seguía preguntando qué clase de mezquindad escondemos. Al prosperar nos olvidamos de nuestros compatriotas más pobres, nos dejamos embriagar por el vino del exitismo, cuyas gotas de abundancia casi nunca se derraman.

Acompañado por Ginés y un envejecido Ibarra, disertó Filmus. Solo le faltaba el guardapolvo para ser aquel maestro que dictaba clases en los sindicatos. Advirtió sobre el regreso al pasado y se preguntó, ¿qué será de la ESMA? Cantamos el himno y me pareció que le faltaba el ooo que siempre imponen las hinchadas y la JP. Así de súbito como empezó, el acto terminó. Me quedé viendo los spots publicitarios que una pantalla de cristal líquido reproducía. Me impresionaron dos. El de María Onetto, tengo entendido que sus padres están desaparecidos; y el de Adriana Varela, temiendo "el apremio ilegal contra sus hijos".

Todo la gente ya se había ido, así que encaré para la boca del subte B. Pensé en el afiche de León Gieco. Recordé que había sido muchas veces una brújula para nosotros, cuando la política es tan confusa. Cuando la dictadura lo había expulsado a México, cuando regresó para apoyar la naciente democracia, cuando puteó contra el menemismo, cuando bancó a Callejeros mientras las bandas envilecidas por las grandes corporaciones se lavaban las manos. Recordé ese tema que dice "dignidad de Rodolfo Walsh" y me emocioné un poco.

Filmus es probablemente nuestro mejor candidato en el Frente para la Victoria, pero la Ciudad está ensordecida por el ruido de la prosperidad que se inició el 2003. Olvida que algunos de sus hermanos todavía no pudieron salir del infierno. Me reconforté esperando la final de Boca. En las dos llaves anteriores superamos resultados muy adversos, siempre en la revancha. Mirá si Filmus es como Riquelme. Todavía estamos a tiempo.

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