lunes, 18 de junio de 2007

Elecciones: ¿A quién votan los medios?


Por Patricio Rombo

The last hurrah (El último viva, 1958), del genial director norteamericano John Ford (acusado de conservador, aunque autodenominado demócrata liberal), me recordó una gran costumbre del discutido periodismo de los Estados Unidos: su pronunciamiento a favor de un determinado candidato político en época de campaña electoral.

En The Last Hurrah, Frank Skeffington (Spencer Tracy), es el alcalde de una ciudad de la zona de Nueva Inglaterra (noreste de los Estados Unidos), que busca su quinto mandato consecutivo. Su capacidad de relacionarse con el ciudadano “común” es el secreto de su éxito político. Respetuoso de las costumbres populares, el intendente pareciera no tener rivales en la contienda electoral.

Odiado por los sectores sociales más acomodados (que tratan de “chusma” al pueblo que decide respaldar a Skeffington), el alcalde sufre una feroz campaña en su contra de parte del editor del diario de la ciudad, Amos Forge (John Carradine), quien le profesa un odio irracional al personaje que interpreta Tracy.

Sin embargo, a pesar de ese ataque furibundo incomprensible (en algún punto), Forge aclara desde el inicio de la película, que el diario respaldará públicamente al candidato opositor, el universitario Charles Fitzsimmons, un personaje político (incapaz a las claras) impuesto por el poder económico local, que intenta mostrar una “cara nueva” a la ciudad.

De esta manera, se desenmascara la posición de un actor fundamental en la contienda política: la de los medios. Es fundamental para la vida democrática de un país conocer el voto de la línea editorial de un diario. Es público que en las últimas elecciones presidenciales de los Estados Unidos, el New York Times manifestó su respaldo por el demócrata John Kerry, mientras que el Washington Post volvió a pronunciarse a favor del republicano George W. Bush.

La gran costumbre del periodismo estadounidense de difundir su respaldo a un partido político o a un nombre propio, por supuesto no se repite en la Argentina, ni en Buenos Aires, donde la prensa está desesperada por ser (o parecer) “objetiva”.

¡Por favor!, el periodismo es subjetivo, condicionado. Uno es parte de la sociedad de la que escribe. Es realmente siniestra la idea del periodismo “independiente”. Ergo, trabajadores de prensa de los diarios, de las radios, de la televisión... Y otros medios “objetivos”, saquémonos la máscara.

Los lectores, los escuchas, los televidentes merecen conocer (abiertamente) a qué político respaldamos los periodistas. Y anda a saber, tal vez tiro la receta para que, a futuro, algunos se aseguren de que los pusilánimes manipulables como Fitzsimmons alcancen el poder, en lugar de los políticos carismáticos como Skeffington, que son, en definitiva, los que pueden tocar un poquito más los intereses del poder económico (de los medios de comunicación), que sólo desean el último viva.

Para dar el ejemplo: Yo voto a Filmus (algunos de los porqué creo que están a lo largo de este blog, otros los intentaré escribir durante esta última semana antes del ballottage).

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