jueves, 28 de junio de 2007

Gorillaz



Por Juan Terranova

La tapa dice Manual del antiperonismo ilustrado y viene firmada por Claudio Díaz. Pero más allá de las ilustraciones, que son reales y tienen un trabajo de archivo importante, el "antiperonismo" del título no aparece por ningún lado. Más bien todo lo contrario. El manual agarra, entonces, por la cola al lector desprevenido y vuelve con argumentos conocidos sobre las virtudes y logros del peronismo histórico, ese que la nostalgia sitúa en el pico de industrialización nacional entre el ‘45 y el ‘55. Intentando la actualización de viejos estribillos, humedeciendo la pompa justicialista con títulos y subtítulos que aluden a la cultura pop, Díaz renueva esa verdad inapelable –“Nuestra historia política es la contradicción entre despotismo ilustrado y soberanía popular”–, pero lo hace con las desafiladas herramientas de siempre, atacadas por el óxido y melladas por el tiempo.

Si el título tiene una trampa, y eso es ingeniosa novedad porque el libro es de entrada fervientemente peronista, los argumentos son conocidos: Sarmiento era un brazo de la oligarquía, los unitarios eran todos agentes ingleses, los intelectuales de izquierda son funcionales al poder central y de ahí en adelante. Sazonando con información irrefutable el conocido vocabulario de la colonia y la emancipación popular, Díaz denuncia a los intelectuales por “vendepatrias” y reivindica logros que ya entraron en los libros de la historia oficial, aunque él se empecine en coronarlos “la otra historia”: “Como con Rosas –escribe Díaz–, la época peronista no es analizada objetivamente. Se la niega en bloque, se la condena sin juicio previo: es una tiranía, nada más ni nada menos que eso”. ¿Es para tanto? ¿No pelea Díaz contra fantasmas discursivos? En todo caso las siluetas que dibuja resultan menos anacrónicos o irreales que rancias.

Más interesante como artefacto que como libro de historia, compilación de síntomas antes que reflexión, este falso Manual del antiperonismo ilustrado nunca abandona la voz militante, un poco torpe, del historiador nacional y popular que se indigna frente al abuso de los poderosos. Destinado a confirmar ideologías antes que a debatirlas, el libro cierra un puerta y se atrinchera, lejos de la tensión que genera la crítica, y su indispensable hermana menor, la autocrítica.

Otro manual. El mismo 1964 en que los Beatles alcanzaban su primer número uno con la canción I Want to Hold Your Hand y, en Dallas, se declaraba a Jack Ruby culpable del asesinato de Lee Harvey Oswald –quien a su vez era el principal sospechoso de la muerte de Kennedy–, en Buenos Aires salía a la venta un libro curioso. Treinta y tres años más tarde, se reedita hoy el Manual del gorila, con textos de Carlos del Peral y dibujos de Kalondi. Mezcla violenta de géneros bastardos como la encuesta, el test, la entrada enciclopédica apócrifa y el panfleto, Manual del gorila es un libro estimulantemente híbrido.

Su primera parte, titulada "Historia de los gorilas", universaliza la alegoría política más allá de los límites geográficos y temporales de la Argentina del siglo XX. Desde la antigüedad grecolatina hasta las carabelas de Colón, el recorrido, previsiblemente, tiene su “epifanía” en la década del cuarenta: “En el apogeo el gorila es feliz. Vive rodeado de cáscaras huecas y huesitos en un hábitat en perpetuo deterioro. Considera que el subdesarrollo se resuelve con la mendicidad; mantiene un orden social a lo Pirro malvendiendo petróleo o lo que sea y aceptando las condiciones demoledoras del Fondo Monetario”.

La segunda parte del libro, titulada "El pensamiento vivo del gorila actual", describe, con sorna, los gustos de la pequeña burguesía argentina: sus caprichos políticos, el amor por los autos lujosos, su cristianismo hipócrita, la debilidad por el dinero y su paranoia de clase. Acá brillan los aforismos: “El gorila experimentado puede, con un simple pestañeo, dejar de ver cualquier realidad que lo perturbe”; o las listas que a veces rozan el absurdo en, por ejemplo, la “Teoría de la flor exquisita” donde se afirma que “a) Una gorila es una flor exquisita” y “b) Las flores exquisitas o gorilas son el centro natural de todo”.

Animales sueltos. Si el libro funciona bajo un procedimiento simple –la extensión de la alegoría política–, el humor constante acompaña uno de sus aciertos más claros: nunca develar este código en forma directa. Aunque no pocas veces es explícito, las declaraciones afirmativas no aparecen. Los enemigos de los gorilas son el comunismo –una entidad siempre ironizable, cuando no directamente ridícula– y, como mucho, “lo subversivo”. La palabra “peronismo”, de hecho, es usada sólo una vez, en una taxonomía que diferencia: a) gorilas que persiguen peronistas, b) gorilas que persiguen nacionalistas, c) gorilas que persiguen comunistas y d) gorilas que persiguen sus propias colas.

Así, el peronismo sobrevuela tácito estas páginas. Por contraste, su presencia vibra en cada pelo que se describe y se ubica en el mapa político argentino. Manual del gorila en ningún caso es identificable como un Gorilismo para principiantes o Antiperonismo for dummies. La línea que baja hace del libro un objeto jugado políticamente. Y más allá de su trazado partidario, hay una antropología real en sus páginas. ¿Vale la pena preguntarse por qué se reedita este libro? ¿Revela el gesto una idea? Manual del gorila es un libro fechable, incluso nostálgico, pero no por eso desprovisto de reflejos en la actualidad. Los gorilas y sus cazadores son ambos una fauna desprolija y pasional que, después de la plácida y confusa década del 90, vuelve, de a poco, a entrar en vigencia.

miércoles, 27 de junio de 2007

Crisis: a cinco años de dos asesinatos que nunca cometió


Por Patricio Rombo

Exactamente cinco años atrás, el 27 de junio de 2002, los medios de comunicación masiva le dieron cuerpo a una idea: la crisis no sólo se convirtió en materia, sino que mató a dos hombres.

“La crisis causó dos nuevas muertes” afirmó el diario del pueblo argentino, acusándola así de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, ambos militantes sociales de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón.

Ante la aparición del titular del diario, un malón de detectives salió desesperado a buscar a la señora Crisis, la supuesta asesina. No sabían cómo encontrarla: Clarín decidió no publicar su apellido, por lo que no podían ubicarla siquiera por la guía telefónica.

De acuerdo a lo declarado por la médica de guardia que recibió los cadáveres de los jóvenes, Crisis era la responsable de un balazo en el pecho a Kosteki (25) y de un disparo en la espalda a Santillán (21). Editorialistas insistían en la necesidad de acabar con esa mujer: se había “cobrado” más de treinta víctimas desde el 20 de diciembre de 2001.

Buscaron en el 60 por ciento de pobreza, en el 30 por ciento de indigencia, en el 25 por ciento de desocupación, en los índices de subocupación, en la falta de contención social, en las políticas de precarización laboral, en las privatizaciones... pero nada: Crisis no aparecía. Incluso, se empezó a dudar de que realmente estuviera presente el 26 de junio en la estación Avellaneda.

La sociedad empezó a sospechar: “¿Crisis verdaderamente fusiló a Kosteki y Santillán?”; “Si fue ella, ¿Cómo es que nadie la vio merodear por el Puente Pueyrredón antes de que comenzarán la represión y las corridas?”; “¿Puede Crisis escapar de todos los investigadores criminalistas?”.

Por suerte fotos e imágenes televisabas permitieron averiguar que a Kosteki y Santillán los mató un sujeto con nombre y apellido: el comisario Alfredo Franchiotti y su chofer, el cabo Alejandro Acosta. Asimismo, pese al afán de culpar a Crisis, se pudo corroborar que policías de uniforme, miembros de Prefectura, grupos de civil y parapoliciales participaron de un operativo que tenía como objetivo reprimir ferozmente a los militantes.

A pesar de que las pruebas de la masacre de Avellaneda fueron elocuentes y Crisis salió exonerada, los medios de comunicación insisten, cada vez que la represión mata, en que ella (incapaz de sostener un arma) siempre es la primera sospechosa.

domingo, 24 de junio de 2007

Filmus: La mejor Karrera hacia la superación


Por Patricio Rombo

A -El gobierno (nacional) se equivocó; tranquilamente pudo acordar con Telerman; polarzaban la elección y la ganaban.
B Si, pero Telerman se siente más cómodo con el modelo PRO de Ciudad: Kirchner no podía aliarse con un tipo así. Filmus era una apuesta interesante.

Más o menos esta conversación estuvo presente entre todos aquellos individuos que se dedicaron a analizar los resultados de la elección porteña, que el domingo 24 de junio dejó al empresario Macri como nuevo jefe de Gobierno electo de la Ciudad de Buenos Aires.

Tal vez podría decirse que la campaña electoral del Frente para la Victoria no fue la mejor, sin embargo, en líneas generales, ejecutó las cosas como los manuales de la política indican: un candidato desconocido para la masa (Filmus) se lo muestra en los medios; se difunde su labor en el Ministerio de Educación durante los últimos cuatro años; se lo ubica en las encuestas; se persigue al competidor más inmediato (Telerman); ingresa al ballottage; acelera contra al último adversario de la contienda (Macri); no logra alcanzarlo.

Poco amante de las metáforas deportivas, me vino a la cabeza el Gran Premio de Alemania de Fórmula Uno (circuito de Nurburgring, 1957), donde Fangio (arriba del liviano Maserati 250F), tras un problema de reabastecimiento corrió desde atrás para pasar en la última vuelta a las dos ferraris oficiales y dejar asombrado al público presente. Por supuesto que no fue el final de Filmus, quien como “El Chueco” empezó a escalar posiciones, aunque terminó como Reutemann en La Vegas (1981), tal vez saboteado por su propio equipo que no le permitió ganar la carrera que lo coronaría campeón.

A pesar de la campaña de manual llevada adelante por el equipo electoral de Filmus (que le permitió alcanzar el ballottage), es necesario por otra parte destacar que el papel del Gobierno Nacional en la elección porteña, no fue el más acertado. Alimentar el juego de la “campaña sucia” instalado por el PRO (gracias a los medios de comunicación), no colaboró con el jefe de la cartera educativa, quien no llegó a demostrar todas las capacidades que lo llevaron a transformarse en uno de los cuadros técnicos-políticos más importantes de la Argentina de los últimos diez años.

Está claro que Kirchner no encontró la mejor manera de respaldar a Filmus (como todavía no halló aún la mejor manera de resaltar sus propios logros), sin embargo es necesario reconocerle al Presidente que la elección de Filmus por sobre la de Telerman como candidato del Frente para la Victoria, fue de las decisiones políticas más interesantes de su gestión, donde se privilegió las aptitudes por sobre la conveniencia política, que sólo hubiera continuado la línea de formación de cuadros “caja”, que se esfumarán apenas se acabe el poder.

Es por este motivo, que la elección de Filmus como candidato a jefe de Gobierno fue la mejor decisión de Kirchner, puesto que permite imaginar a futuro la formación de cuadros políticos reales, que admitan el surgimiento de nuevos estadistas que lleven a la Argentina, no hacia una neoderecha como propone el voto blanco PRO, sino hacia un propósito nacional & popular.

sábado, 23 de junio de 2007

El general Perón va en coche al muere


Por Ignacio Maciel*

el general perón entra hoy
por última vez (y definitivamente, creo)
en la muerte
casi borgeanamente va en coche
previo paseo por buenos aires
como yendo a buscar lo ecos de una gloria lejana
una gloria que ya no es del tiempo
sino de la memoria
(que teje olvidos)

hoy mismo el general perón
se abrazará al devenir ulterior
que custodiará el mármol definitivo
el mármol justicialista del fin
porque todo fin es una justicia del tiempo
que devuelve las cosas a la eternidad
(es estúpido contarle los días a un muerto)

hoy parece que la eternidad
viaja en coche, compañeros
perón es una intimidad entre nosotros
un centro de gravitación intemporal
una fé escéptica en nuestros padres
una épica extrañamente cotidiana

hoy el sol es pleno, invicto
típicamente peronista


(*Escrito el 17 de octubre de 2006, día del traslado de los restos de Juan Perón a la quinta de San Vicente)

miércoles, 20 de junio de 2007

Ballottage en la Ciudad: León, Riquelme y la salida del infierno


Por José Cornejo

Ayer martes, Filmus y Heller organizaron otro acto. Yo estaba atrasado porque tenía que ordenar unas gacetillas, pero fui igual. Llegué a las 15. Frente al Obelisco, una orquesta ensayaba el himno de la alegría, de Beethoven. Varios curiosos trajeados y algún barbudo escuchaban con atención. Luego probaron con el Himno nacional. De fondo, había una carpa del gremio docente apoyando el encuentro.

Reflexionaba en cuán diferentes eran las campañas de uno y otro lado de la General Paz. El peso de la cultura y la educación en la Ciudad de Buenos Aires. El diferente nivel de vida. Pensaba cómo podía ser que la ciudad más cultivada del país y con la capacidad de consumo de Bélgica, votara mayoritariamente a quien fuera un arquetipo impecable del individualismo.

En eso, llegó una gruesa columna del Sindicato Argentino de Televisión. Entre ellos y unidos por una bandera, Carlos Heller, Juan Leyrado y los rulos del Coco Sily. Me sonreí recordando la parodia que hacían de Mirtha Legrand junto a Daniel Aráoz. La orquesta se silenció y uno de los hermanos Korol tomó el micrófono. Exhortó contra el neoliberalismo y en favor de la educación, y lo cedió al candidato a vicejefe. Este centró su discurso en el sostenido crecimiento del voto. "Los medios de comunicación nos decían que no llegábamos a segunda vuelta. Luego, que nos bajáramos del ballotage. Ahora, que vamos a perder honrosamente 60 a 40. No les creemos nada. Vamos por la Victoria".

Korol regresó al escenario para avisar que un grupo de 170 científicos felicitaba a la fórmula porteña. Yo me seguía preguntando qué clase de mezquindad escondemos. Al prosperar nos olvidamos de nuestros compatriotas más pobres, nos dejamos embriagar por el vino del exitismo, cuyas gotas de abundancia casi nunca se derraman.

Acompañado por Ginés y un envejecido Ibarra, disertó Filmus. Solo le faltaba el guardapolvo para ser aquel maestro que dictaba clases en los sindicatos. Advirtió sobre el regreso al pasado y se preguntó, ¿qué será de la ESMA? Cantamos el himno y me pareció que le faltaba el ooo que siempre imponen las hinchadas y la JP. Así de súbito como empezó, el acto terminó. Me quedé viendo los spots publicitarios que una pantalla de cristal líquido reproducía. Me impresionaron dos. El de María Onetto, tengo entendido que sus padres están desaparecidos; y el de Adriana Varela, temiendo "el apremio ilegal contra sus hijos".

Todo la gente ya se había ido, así que encaré para la boca del subte B. Pensé en el afiche de León Gieco. Recordé que había sido muchas veces una brújula para nosotros, cuando la política es tan confusa. Cuando la dictadura lo había expulsado a México, cuando regresó para apoyar la naciente democracia, cuando puteó contra el menemismo, cuando bancó a Callejeros mientras las bandas envilecidas por las grandes corporaciones se lavaban las manos. Recordé ese tema que dice "dignidad de Rodolfo Walsh" y me emocioné un poco.

Filmus es probablemente nuestro mejor candidato en el Frente para la Victoria, pero la Ciudad está ensordecida por el ruido de la prosperidad que se inició el 2003. Olvida que algunos de sus hermanos todavía no pudieron salir del infierno. Me reconforté esperando la final de Boca. En las dos llaves anteriores superamos resultados muy adversos, siempre en la revancha. Mirá si Filmus es como Riquelme. Todavía estamos a tiempo.

lunes, 18 de junio de 2007

Elecciones: ¿A quién votan los medios?


Por Patricio Rombo

The last hurrah (El último viva, 1958), del genial director norteamericano John Ford (acusado de conservador, aunque autodenominado demócrata liberal), me recordó una gran costumbre del discutido periodismo de los Estados Unidos: su pronunciamiento a favor de un determinado candidato político en época de campaña electoral.

En The Last Hurrah, Frank Skeffington (Spencer Tracy), es el alcalde de una ciudad de la zona de Nueva Inglaterra (noreste de los Estados Unidos), que busca su quinto mandato consecutivo. Su capacidad de relacionarse con el ciudadano “común” es el secreto de su éxito político. Respetuoso de las costumbres populares, el intendente pareciera no tener rivales en la contienda electoral.

Odiado por los sectores sociales más acomodados (que tratan de “chusma” al pueblo que decide respaldar a Skeffington), el alcalde sufre una feroz campaña en su contra de parte del editor del diario de la ciudad, Amos Forge (John Carradine), quien le profesa un odio irracional al personaje que interpreta Tracy.

Sin embargo, a pesar de ese ataque furibundo incomprensible (en algún punto), Forge aclara desde el inicio de la película, que el diario respaldará públicamente al candidato opositor, el universitario Charles Fitzsimmons, un personaje político (incapaz a las claras) impuesto por el poder económico local, que intenta mostrar una “cara nueva” a la ciudad.

De esta manera, se desenmascara la posición de un actor fundamental en la contienda política: la de los medios. Es fundamental para la vida democrática de un país conocer el voto de la línea editorial de un diario. Es público que en las últimas elecciones presidenciales de los Estados Unidos, el New York Times manifestó su respaldo por el demócrata John Kerry, mientras que el Washington Post volvió a pronunciarse a favor del republicano George W. Bush.

La gran costumbre del periodismo estadounidense de difundir su respaldo a un partido político o a un nombre propio, por supuesto no se repite en la Argentina, ni en Buenos Aires, donde la prensa está desesperada por ser (o parecer) “objetiva”.

¡Por favor!, el periodismo es subjetivo, condicionado. Uno es parte de la sociedad de la que escribe. Es realmente siniestra la idea del periodismo “independiente”. Ergo, trabajadores de prensa de los diarios, de las radios, de la televisión... Y otros medios “objetivos”, saquémonos la máscara.

Los lectores, los escuchas, los televidentes merecen conocer (abiertamente) a qué político respaldamos los periodistas. Y anda a saber, tal vez tiro la receta para que, a futuro, algunos se aseguren de que los pusilánimes manipulables como Fitzsimmons alcancen el poder, en lugar de los políticos carismáticos como Skeffington, que son, en definitiva, los que pueden tocar un poquito más los intereses del poder económico (de los medios de comunicación), que sólo desean el último viva.

Para dar el ejemplo: Yo voto a Filmus (algunos de los porqué creo que están a lo largo de este blog, otros los intentaré escribir durante esta última semana antes del ballottage).

domingo, 17 de junio de 2007


El anticapitalismo del empresario argentino: “(In)seguridad jurídica para el crecimiento económico”


Por Patricio Rombo

Es necesario “un Poder Judicial fuerte e independiente” para garantizar el crecimiento económico, afirmó el sábado en el portal de noticias perfil.com el juez de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. El capitalismo racional permite una “empresa lucrativa sensible en grado sumo a las irracionalidades de la justicia, de la administración y de la tributación”, manifestó Max Weber en Economía y Sociedad (Ed. Fondo de Cultura Económica); de esta manera, añadió el célebre sociólogo alemán, es posible la “calculabilidad” (cursiva del autor).

Bellísimas palabras acerca del Estado moderno (capitalista) se deslizaron en este primer párrafo. Sin embargo, comienzan a generar ruido cuando esas mismas oraciones son pronunciadas por el autodenominado “empresariado argentino”, “burguesía nacional” o “inversores locales” que, casualmente, disputan, de una u otra manera, la posibilidad de alcanzar el poder político de un cargo público, con el objetivo de alcanzar la “calculabilidad” tan preciada.

Se podría imaginar que Mauricio Macri, reconocido empresario durante los últimos 20 años de democracia argentina, forma parte del tan admirado sector económico local, que arriesga por el país en pos del desarrollo nacional. Sin embargo, es evidente que “Mauricio” simplemente forma parte de un estilo empresarial anticapitalista prebendista, que jamás arriesgó empresarialmente, sino que se respaldó en el Estado (ese “elefante” al que es necesario “achicar” para “crecer”), en pos de acumular fortuna a costa del erario público.

“Una doctrina jurídica favoreció y justificó el vaciamiento del Estado por los grandes grupos económicos. Denominada de la intangibilidad de la retribución del co-contratante particular, formulaba una interpretación sui géneris de los artículos 16 y 17 de la Constitución Nacional mediante la cual lograba el milagro argentino de eliminar el riesgo empresario. Como el contratista privado al llevar a cabo una obra pública lo hace en vista al interés general, el Estado, como representante de ese interés general, debe soportar las consecuencias de todas las vicisitudes económicas susceptibles de alterar la fórmula económico-financiera, sostiene la doctrina”, escribió Horacio Verbitsky en su libro Robo para la Corona (reproducido en la nota Plata Dulce 17/06/2007).

A su vez, el periodista añadió: “Los contratistas organizaron su relación con el Estado de modo de maximizar sus beneficios en forma arbitraria y a expensas de ese interés general que invocaron en el comienzo del razonamiento. La redacción de pliegos se convirtió en una tarea esencial (y completamente ilegal) para los grandes contratistas. El arte reside en omitir en el pliego algún paso esencial para la conclusión de la obra”.

“Cuando al promediar el trabajo esto se descubre el contratista solicita su pago como adicional. El Estado se niega. El contratista pide prórroga y mientras se discute, paraliza la obra. En ese momento agrega al reclamo el mayor costo por los gastos improductivos que le crea la permanencia del personal y el equipo más allá del plazo previsto. Con este método, el Estado termina dándole la razón al contratista y pagando aparte el paso omitido en forma mañosa en el pliego. No es excepcional que los costos de una obra terminen triplicando el presupuesto original debido a estos costos extra que se cargan por imprevisión del Estado”, finalizó Verbitsky .

Está claro que la familia Macri junto al “empresario nacional” es la que vocifera más fuerte las palabras de Weber... o de Lorenzetti. Aunque la pregonan de una forma particularidad: “Un Poder Judicial fuerte e (in)dependiente” para un (anti)capitalismo de ganancias aseguradas por el Estado.

viernes, 15 de junio de 2007

La defensa por la libertad de prensa ¿Dónde está? Solidaridad entre medios de comunicación... privados, por supuesto


Por Patricio Rombo

“Palabras, palabras, palabras, palabras, tan solo palabras”, le respondía Lucía Galán a las promesas de su enamorado que le decía que todo iba a ser diferente. “Palabras”, les podrían reprochar los trabajadores de Canal 7 de San Rafael, Mendoza, a los medios privados, después de que el lunes pasado, el juez federal Héctor Acosta dispusiera el cese de las emisiones de la repetidora, contradiciendo las medidas del Poder Ejecutivo tendientes a garantizar, a través de la televisión pública, el derecho de información abierta y gratuita a todos los habitantes de la Argentina.

El martes (almorzando un guiso de lentejas recalentado que me había sobrado del domingo a la noche) me encontré de repente en la televisión a la Directora Ejecutiva de Canal 7, Rosario Lufrano, dándole un “abrazo” a la repetidora de la pequeña ciudad mendocina. No era una nueva modalidad de noticiero porno, sino que era una protesta contra la decisión del juez Acosta, quien dictó una medida de no innovar que suspende los efectos de los decretos 2368/2002 y 84/2005, por los cuales se fortalecía el derecho de la comunicación y el pluralismo para los ciudadanos de todo el país, mediante la cobertura nacional de los servicios de la televisión pública, independiente de los intereses del mercado.

Particularmente, desde Buenos Aires (con más de 80 canales de cable, DVD, videocassettera, Internet, banda ancha, nueve salas de cine a la vuelta de mi casa, cuponera para pagar dos por uno), con sinceridad, no me afecta demasiado la decisión de un juez que, según el secretario General del gremio de prensa de San Rafael, Roberto Picco, responde a los intereses del grupo empresario Vila-Manzano, quienes (se me cae de maduuuro), pretenden ser los únicos de la pequeña ciudad (a 230 kilómetros de la capital provincial), en tener canales de aire (los canales privados 6 y Telesur eran los únicos hasta la reinstalación de la TV pública).

Sin embargo, más allá de la decisión de un juez o las presiones de un grupo empresarial multimediático, me interesa escribir acá sobre la reacción del mundillo argentino de los medios de comunicación privados, quienes hace apenas unos quince días atrás vociferaban pestes acerca de la decisión del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de no renovarle la licencia a Radio Caracas Televisión (RCTV).

¿Dónde están los editorialistas de los diarios, de las radios, de los programas de televisión, que se llenaban la boca de palabras para levantar la bandera de la libertad expresión, de la libertad de prensa, de la libertad de información, que utilizaron para defender a un canal venezolano que respaldó un intento de Golpe de Estado contra un gobierno constitucional elegido por el 63 por ciento de los votos? ¿Dónde están los paladines de “La República”, “la nueva política”, los neodemocráticos latinoamericanos, que pregonan contra el “populismo” de los líderes del continente que pusieron sobrerelieve las políticas económicas neoliberales que saquearon al “patio trasero”? ¿Dónde está el periodismo “objetivo”, “independiente”, “puro”, “inmaculado”, “real”, “informativo”... etc mentiroso? Dónde están para salir a resguardar el cierre de una repetidora pública de una pequeña ciudad del interior del país.

“Palabras, palabras, palabras, palabras, tan solo palabras”, son las que prefirieron guardarse los directivos de los medios privados, quienes jamás van a salir a poner el cuerpo por el periodismo, si no les tocan directamente sus propios bolsillos.

jueves, 14 de junio de 2007

Macri y los punteros


Por Juan Terranova

“Las elecciones se ganan con votos, pero la política se construye con las fuerzas vivas de la comunidad.” Eso me dijeron, no sé si es un axioma. En todo caso, Macri y su partido, a esta altura los grandes prometedores de esa “otra política”, tendrían que ir pensando cómo van a lidiar con antiquísimos sistemas de reparto del poder en las capas inferiores o marginales.

“Vamos a hacer las cosas bien” dicen. ¿Qué significa eso? Supongo que el sentido de esa frase harto banal se puede rellenar con algunas buena intenciones, pero la política no se deja tomar por los cuernos tan fácil. ¿Quién del PRO va a cerrar con los punteros de la villa 31? ¿Cómo va a ser el diálogo? ¿En qué nivel se van a ubicar las voces? ¿O la opción va a ser la siniestra cadena: topadora-descontrol-protesta-represión-muertos en los titulares de Clarín?

Quizás la seducción y cierta inteligencia estratégica estén del lado del PRO en esta elección. Nadie puede negar, sin embargo, que es un partido hecho a fuerza de dinero y poder extra-político que muy probablemente termine gobernando una ciudad que no conoce mediante mecanismos que le son ajenos y con gente que a la primera de cambio cruza la vereda y se pasa de bando. El rol de las empresas privadas en la comunidad lo dejo para los que no pueden penetrar más allá de la superficie evidente y tautológica de los diarios.


Foto: Maese Joda, gran puntero de las galaxias.

martes, 12 de junio de 2007

La muerte de Borges



Por Patricio Rombo

Las posmodernas enciclopedias carentes de papel afirman que respiró por última vez un sábado 14 de junio de 1986, sin embargo un grupo íntimo del cual quedaba excluida la mismísima Mary asegura que Jorge Luis Borges falleció casi nueves días después, un domingo 22 de junio durante una cálida y estrellada noche de Ginebra. Dan fe que el escritor imposibilitado del sentido de la vista ingresó a la Biblioteca de Babel casi a medianoche, luego de un atardecer infinito de magia. Garantizan que Georgie –recostado en su catre con su rostro mirando el cosmos-, se durmió para siempre con el dibujo de una sonrisa en sus comisuras, acompañado de un puta que, todavía junto a él, comentaba la venganza del Imperio Azteca en el monstruo del Distrito Federal.

La prostituta lo había acompañado durante todo el mes de junio ante la mirada celosa de la Mary que, resignada, observó como el escritor decidió pasar sus últimos días escuchando el relato de la vida de una vieja madame, una intrusa que se había llevado consigo desde la querida no tan Buenos Aires escondida en su equipaje.

Borges había fingido fallecer con anterioridad, para evitar ser descubierto de sus ocultas pasiones. Consciente de que le quedaba poco tiempo de vida, el hacedor de malevos quería disfrutar de la compañía de ella y de lo que había sentido durante todo el siglo veinte transcurrido.

Los primeros ataques que lo llevaron a su encierro emocional sucedieron en su infancia. Cuando aún no había cumplido los diez años de edad, fue sorprendido por su padre jugando en los picados de fobal que se armaban los sábados al atardecer en la calle Tucumán, a una cuadra de la casa familiar. Dicen los comentarios que sobrevivieron de ese día, que Borges jugó en soledad como centrofoward, en una equipo netamente defensivo que sólo lo buscaba con largos pelotazos. Sus compañeros, hasta el momento de la intromisión de su progenitor, estaban más que conformes con su sacrificio que lo llevó a tener una importante posibilidad de gol: un centro de frente recibido de espaldas al arco, que desvió con el parietal izquierdo obligando al joven arquero –recién arribado del Sur de Italia-, a esforzarse hacia su siniestra para detener el disparo.

El castigo propinado por el intelectual anarquista Jorge Guillermo Borges hacia su hijo sepultó públicamente, casi de forma definitiva, el ardid popular que irradiaba Jorge Luis. Borges padre, discípulo de Spencer, no podía bajo ningún punto de vista concebir que su hijo fuera alineado por las masas que palpitaban ciegamente, ausentes de toda razón, los placeres del football.

Regresado de su adolescencia en Ginebra y –fugazmente- en España, el otro, el mismo, no pudo contener su nacional populismo a flor de piel y expresó, en no pocas oportunidades, su devoción por los caudillos Juan Manuel de Rosas y el cariñosamente llamado –por lo menos de su parte- “Peludo”. Asimismo, se pudo escuchar alguna vez que un relato de la historia universal de la infamia, que revelaba su simpatía (con-pasión) por la Revolución Rusa, fue censurado por Natalio Botana, quien dijo que quería cuidarlo de las “violentas expresiones reaccionarias de la sociedad”.
Día a día Borges fue autoconvenciéndose de que la Argentina tenía que ser gobernada por los iluminados próceres del 80´. Próceres de los cuales nada se persuadía Jorge Luis sobre su verdadero nacionalismo. Próceres que provocaron, en algún momento, el único insulto que se le escuchó decir al (nada) políticamente correcto Georgie a lo largo de su vida.

Y un diecisiete de octubre llegó el pueblo a la plaza, los bombos acompañaban lecturas del escritor en su trabajo. Molesto en sus gestos reprimía la felicidad de que los trabajadores vitorearan a su líder, preso por defender lo que era nuestro; Borges parecía ya no ser el mismo Borges.

Pasaron los días, pasaron los años, pasaron las décadas, el país ya tenía un real antes y un después. Ese hombre junto a esa mujer se habían instalado de alguna manera en nuestros interiores –entiéndaselo en el sentido que se quiera-. Es difícil explicar cómo fue el ingreso de ese hombre, esa mujer y toda su mística, sólo sabemos que están ahí, existen y nunca nos dejarán. Es por eso que es necesario adoptarlos, reconocerlos, reinstruirlos y vivir con ellos.

Es imperioso convivir permanentemente con lo que para Jorge Luis Borges solamente fue su último día: un relator inglés en el cuerpo de una prostituta que, impávido, describía como marradouna dejaba ingleses en el pasado –inmediato- del escucha, de ese escucha que viejo y cansado agarró a la puta con la izquierda y, levantándose de la catrera, gritó goul sin importarle nunca más la presencia de lo popular en su finitud...

"Me reivindico peronista en mi escritura"



Cinco preguntas a Juan Incardona

¿Cómo llega el peronismo a tu vida? ¿Es a partir de tu escritura que te reivindicás peronista?
El peronismo llega a mi vida a través de la idiosincracia de mi barrio (Villa Celina, Partido de La Matanza). Y sí, me reivindico peronista en mi escritura, aunque esto no surge a partir de esta actividad, sino de otra cosa, de un sentir anterior, en la propia realidad. Es un sentimiento de origen, de identidad y de clase, que va más allá de lo ideológico.

¿Alguna vez militaste en alguna agrupación?
Milité en agrupaciones independientes en Villa Celina, organizando diferentes actividades comunitarias. Trabajábamos con instituciones y Unidades Básicas.

¿Cómo ves al gobierno de Kirchner?
Creo que este gobierno empezó a reactivar sectores de la industria y la economía, ha bajado la desocupación y los índices de pobreza y demuestra tener, en parte, una voluntad nacional y latinoamericanista, pero para que esta voluntad se materialice del todo, debe redoblar la apuesta todavía más, a fin de recuperar completamente el patrimonio, los recursos estratégicos y las empresas concesionadas. Tiene que librarse definitivamente de algunas políticas menemistas y entreguistas que todavía se mantienen, como, por ejemplo, las relacionadas con el área energética -petróleo-, y llevar a cabo, de una vez, un verdadero plan estratégico, que proteja los intereses nacionales, promueva la industrialización, y redistribuya la riqueza con justicia y equidad.

¿Qué pensás que puede pasar en la ciudad si Macri gana las elecciones?
Lo que siempre pasa cuando gobierna la derecha y la oligarquía: La política se convierte en un instrumento para los buenos negocios. Los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres.

¿Qué le aporta el peronismo a tu escritura?
Temas y anécdotas, y, sobre todo, escenarios.


Juan Incardona es narrador y poeta y dirige desde hace treinta números la revista online www.elinterpretador.com.ar, central en el campo intelectual argentino contemporáneo. Tiene un blog, Días que se empujan en desorden.

lunes, 11 de junio de 2007

Purismo pueril en el ballottage: “Voto en blanco por principios”

Por Patricio Rombo

La intención era que el título fuera “purismo pelotudo en el ballottage...”, sin embargo iba a resultar demasiado agresivo para aquellos que desde el 3 de junio pasado (día en que el empresario Mauricio Macri ganó la primera vuelta en las elecciones porteñas), salieron a vociferar (carentes de representación partidaria) que el 24 iban a votar en blanco o que, directamente, no iban a ir hasta el cuarto oscuro.

Elisa Carrió, con su bandera llena de dudosos principios (cada vez que la escucho me viene a la mente la frase de Groucho Marx: “Estos son mis principios; si no les gustan tengo otros”), fue la primera que salió a manifestar públicamente que en el próximo ballottage porteño iba a votar en blanco “por principios morales”.

Está claro que la fundadora de la Coalición Cívica multipartidaria fascista pluralista (es importante reconocer que tiene fachos de todas las religiones), lleva adelante una moralidad absolutista importante, que convierte en “dictador” a cualquiera que no cumpla con los principios que la señora pregona desde el atril en el que cree que está subida.

“Pato, no puedo votar a Filmus por principios”, me comentó un conocido que aprecio mucho, que en la primera vuelta puso en la urna la boleta de la infatigable Patricia Walsh, la cual por suerte logró ingresar a la Legislatura porteña, dándole (tal vez) un poco de aire a las listas sábanas llenas de nombres deseosos de comenzar a construir una quinta berreta en la calle Perú.

Es comprensible que la política abra las puertas a los principios, sin embargo es peligroso cuando a través de los medios de comunicación se instala la idea de que la Real Politik (poner el lomo a la parrilla) es algo inmoral, sucio, obsceno, deshonesto, indecoroso, escandaloso o indigno (se me acabaron los sinónimos del word).

La Real Política está presente en todos lados: en la relación con un jefe, en la calle, en la televisión. No se puede siquiera por un segundo creer que alguno de nosotros es totalmente puro: siempre se tiene un poco de mierda en algún rinconcito del corazón.

Por eso cuando alguien dice que Filmus es igual que un gerente de empresa paterna (Macri fue vicepresidente de SOCMA durante toda la década del noventa, por lo que comparte procesos judiciales con Franco en su contra), es para reirse. Cuando se reproduce lo instalado por la derecha más rancia de la Argentina, de que un ministro de Educación involucrado con el concepto de un Estado presente, es lo mismo que un millonario que defiende a la burguesía nacional prebendista, que (como analizó Nicolás Casullo el domingo 10 junio en Página12) intenta vender que “la política no es conflicto, no es confrontación, sino un mundo de empleadores que emplean y empleados que trabajan”, provoca angustia escuchar como dirigentes de las fuerzas de izquierda no representativas de la sociedad vociferan que Filmus y Macri “son lo mismo”.

Finalmente, después de leer, ver y escuchar a personalidades que pronuncian un discurso inmaculado falaz (allanándole así el camino a los que regalaron el país en pos de "La República"), me surge decir a los que algunas vez se nos pasó por la cabeza votar en blanco el 24 (sin intención publicitaria, sí política): "Por favor dejemos el purismo pueril en casa".

domingo, 10 de junio de 2007

Carlos Godoy y la Escolástica Peronista

“Las contradicciones del peronismo es un temita al que le dedico un prudente tiempo en charlas con amigos o en introspecciones existencialistas de domingo”

from Juan Terranova
to Carlos Godoy
date May 28, 2007 9:50 PM
subject cuestionario Escolástica

Estimado Carlos, Acá te mando seis preguntas sobre la Escolástica Peronista Ilustrada. Respondelas como quieras. En la última podes describir un poco eso que me contabas el otro día, de cómo está dividida Córdoba en relación a los poetas. Abrazo, Terra.

from Carlos Godoy
To Juan Terranova
Date May 31, 2007 9:16 AM
subject Re: cuestionario Escolástica


Van las respuestas, estoy para atrás, en cama: ¿Qué me diste de comer? Tengo dolor de muelas y gripe, y sufro y tengo en mi rostro la súplica del perro que le pide a su amo que lo mate, por favor. Saludos a Celia. Godoy.


¿Qué paso cuando publicaste por primera vez tu poema Escolástica Peronista Ilustrada?

Bueno en primer lugar aclarar que la publicación de la Escolástica no fue en ningún medio gráfico, sino en un blog. Lo que hice fue subir la primera parte completa y luego mandar un mail avisando de esto a un poco mas de 2 mil contactos. Llovieron mails con halagos, manifestaciones de desacuerdo e incluso amenazas. Hay un sistema para mandar mails sin dirección de procedencia y por esa vía llegaron algunas chicanas que fueron las que mas me gustaron. Luego, una revista pampeama de "investigación" periodística me pidió sacar los poemas y yo de los di. Al tiempo me llegó la revista y era rara. Desenmascaraban durante varias páginas a funcionarios pampeamos que lucraron ilícitamente durante el menemismo y luego encuadrado con una xilografía de Evita el poema.

¿Por qué pensás que se dieron esas repercusiones?


No sé bien. Lo primero que se me ocurre es que el poema dice cosas que molestan, que no deberían decirse. No es que sea el último ángel de la verdad, pero el tono, la forma simple, clara y directa de abordar la temática que vuelve esquizofrénicos a la mayoría de los argentinos hace ya por lo menos 50 años, algo incomoda. De todas formas a mi me parece que es una manera justa de abordar el tema. Un amigo me dijo que en un principio le parecía un texto "gorila" porque defenestraba al peronismo, pero que luego se filtraba un mensaje que decía "Soy peronista. ¿Y que?", esa lectura me gustó y creo que por eso molesta un poco.

¿Cómo fue escribirlo?

Casi siempre se dice que se escribió de una patada. Bueno, lo escribí, la primer parte por lo menos, de una patada. Un domingo que levanté temprano en casa de mi madre, a la tarde ya tenía algo que no sabía si me gustaba o no: eso era muy bueno. La segunda parte es programática, hay plan en ritmo, narratividad y forma. La última parte repite la fórmula de la primera y trata de acercarse un poco más al lenguaje de la alguna "idea" de militancia. El peronismo es algo que vengo madurando hace ya un rato en mi cabeza. Tuve una discusión una vez donde se me decía que le menemismo no fue nada: tan solo diez años en la historia de la humanidad, que no podía jactarme de él como un maleficio que llevo en las venas y que me condiciona el campo de vista; bueno, lo que pasa es que esos diez años son quizás los mas importantes de mi vida: los de mi infancia. Entonces, las contradicciones del peronismo es un temita al que le dedico un prudente tiempo en charlas con amigos o en introspecciones existencialistas de domingo. De todas formas el móvil fundamental fue contestarles un poco a los poetas porteños que se creen peronistas por decir "soy peronista" y tratar de, no sé si proponerles un diálogo, pero si mostrarles otro punto de vista más puro, romántico y verdadero: pasa que yo escribo desde el interior.

¿Qué relación tenías con el peronismo antes de escribirlo?

Nunca milité en ninguna agrupación. Mamá era radical, se afilió al partido para la candidatura de Alfonsín y cuando ganó las elecciones salió a festejar a Colón y General Paz, y me llevó a mi, que tenía tres meses, en cochecito vestido con una especie de mameluco tejido por ella que era rojo granate: los colores de la UCR. Papá siempre fue peronista, pero por la fuerza de la infancia, es lo que decía antes, la gloria del peronismo fue la infancia de mi padre, papá es policía y romántico alemán. Ahora, al peronismo peronismo lo veo todos los días en el barrio que me crié y en la villa que está al lado y el hecho de haber ido a un colegio gorila para hijos de burgueses me hace notarlo cada vez con más atención.

¿Te considerás un poeta político?

Creo que en la Escolástica se ve mi idea de política en la literatura. No se trata de decir "soy peronista" o "yo que soy político" en un poema para serlo; me parece que la mirada de la política si no es aplicable a lo real es partidarismo: la realidad no puede dejar de ser política.

¿Cómo es ahora la movida de poesía en Córdoba?

Bueno, es un quilombo pero bastante claro. Eso sí, silencioso. En los pueblos se imparte una educación por medio del silencio, todo se trata de atender al silencio. Se repite la estructura desde la vuelta de la democracia supongo. Por un lado los académicos y por otro lo no académicos. Los académicos son los licenciados egresados de alguna carrera humanística de la UNC que tienen alguna cátedra para decir a un alumnado "Foucault dijo...", ellos son los que ocupan los asientos en la redacción del único diario masivo –La Voz del Interior– y por lo tanto el único intento de crítica, trunco, aburrido, desparejo, insuficiente.Los no académicos están fuera de la UNC, no quita que sean licenciados en algo pero no hacen carrera universitaria. No están el diario. Son como los "vagos" los que no le importa nada y no saben nada de literatura y hoy escriben y mañana tocan la guitarra en una bandita pop. Ahora, los no académicos tienen mayor reconocimiento a nivel nacional que los académicos en relación a la producción literaria, pero igual no están en los medios gráficos. En el marco de esto como eco noventista surgen editoriales jóvenes con editores que se autopublican y de alguna forma renuevan un poco las momias sentadas en sus sillas de poder. Frivolidad como en todas, las autogestionadas de todas partes, pero hay cosas que valen la pena.

Carlos Godoy nació en el barrio Alberdi, Córdoba Capital, en 1983, durante los últimos meses de dictadura. Publicó Prendas, Gog y Magog, 2005 y Cinco vocales luego de una pe, Editciones ¿Qué vamos a hacer hasta las seis?, 2006. Tiene un blog: http://www.cralo.blogspot.com/ donde se puede leer completa la Escolástica Peronista Ilustrada.